



EL SER MAESTRO DE VOCACIÓN ENCIERRA UNA GRAN PASIÓN
Soy Juan Manuel Flores Pisfil, docente por vocación de servicio para la niñez de nuestro distrito de José Leonardo Ortiz, soy un profesional que busca la constante innovación en materia educativa para lograr mejoras en nuestro sistema educativo y por ende en brindar una educación de calidad para nuestros dicentes.
Me califico una persona con muchas habilidades y destrezas en diferentes campos y sobre todo en gestión administrativa, ya que ello implica la disposición de tiempo, sacrificio entre otras cosas. Me gusan las cosas claras, que salgan bien, dejando de lado apetitos personales sino buscando el bien común de las personas.
Por ello la Educación Primaria, es uno de los pilares básicos en la formación integral de los educando por lo que encierra una gran responsabilidad el ser maestro. Los niños necesitan y deben recibir una educación de calidad para lograr en ellos nuestros objetivos institucionales.
Por ello es deber moral que cada docente se prepare, se capacite y desarrolle al máximo sus capacidades y habilidades por cuánto éstas constituyan en su desarrollo profesional y personal.
Tengo el convencimiento, de que las obras más perfectas, de los imperfectos seres humanos, son aquellas que nacen del corazón.
Y puesto que con absoluto convencimiento y descaro quiero ser llamado alguna vez, “Maestro”, intentaré cumplir con la asignación de definir, lo que esto es, desde la perspectiva de mí propio corazón, sinceramente, sin ruborizarme y convencido de lo que pienso, tanto, que lo escribo y rubrico. Hasta que alguien, tal vez algún genuino Maestro, es decir, un ser humano menos imperfecto que yo, me enseñe lo que esto es, realmente.
“Ser Maestro” es tener la vocación de vivir con pasión, la ciencia y el arte, de esculpir el cuerpo, la mente y el espíritu de los seres humanos, para que sean un todo armónico, hermoso consciente y bueno, para lo mejor y para el bien, insuflando en sus corazones, la inspiración de crecer, hacia la luz y hacia el amor.
Saben? las pizarras, son monstruos de espanto, dragones inmensos y malvados de color verde, la tiza, es un artilugio de hechicería, que te hace estornudar y picar la nariz, un pupitre, no es más que un ingenio de tortura y de terror y el salón de clases, un abismo oscuro y sin fondo.
Los Maestros y las Maestras, -los de verdad-, son magos, hadas maravillosas capaces de convertir el monstruo en corcel, el artilugio en rienda, el ingenio en carro y el abismo, en una llanura infinita, donde perseguir y lazar los sueños.
Ojalá, que un día el Señor, me conceda semejante poder, de poder unir, a todos los maestros, que luchan por sus ideales, donde prevalece la razón de ser de la educación son los niños y niñas de nuestra patria… Amen.
Por ello es deber moral que cada docente se prepare, se capacite y desarrolle al máximo sus capacidades y habilidades por cuánto éstas constituyan en su desarrollo profesional y personal.
Tengo el convencimiento, de que las obras más perfectas, de los imperfectos seres humanos, son aquellas que nacen del corazón.
Y puesto que con absoluto convencimiento y descaro quiero ser llamado alguna vez, “Maestro”, intentaré cumplir con la asignación de definir, lo que esto es, desde la perspectiva de mí propio corazón, sinceramente, sin ruborizarme y convencido de lo que pienso, tanto, que lo escribo y rubrico. Hasta que alguien, tal vez algún genuino Maestro, es decir, un ser humano menos imperfecto que yo, me enseñe lo que esto es, realmente.
“Ser Maestro” es tener la vocación de vivir con pasión, la ciencia y el arte, de esculpir el cuerpo, la mente y el espíritu de los seres humanos, para que sean un todo armónico, hermoso consciente y bueno, para lo mejor y para el bien, insuflando en sus corazones, la inspiración de crecer, hacia la luz y hacia el amor.
Saben? las pizarras, son monstruos de espanto, dragones inmensos y malvados de color verde, la tiza, es un artilugio de hechicería, que te hace estornudar y picar la nariz, un pupitre, no es más que un ingenio de tortura y de terror y el salón de clases, un abismo oscuro y sin fondo.
Los Maestros y las Maestras, -los de verdad-, son magos, hadas maravillosas capaces de convertir el monstruo en corcel, el artilugio en rienda, el ingenio en carro y el abismo, en una llanura infinita, donde perseguir y lazar los sueños.
Ojalá, que un día el Señor, me conceda semejante poder, de poder unir, a todos los maestros, que luchan por sus ideales, donde prevalece la razón de ser de la educación son los niños y niñas de nuestra patria… Amen.
JUAN MANUEL FLORES PISFIL
DOCENTE DE LA I.E. "CRISTO REY"